sábado, 3 de noviembre de 2012

Cuando la conservación se acerca a la hipocresía.



A través del correo electrónico y otros medios recibe uno muchísimas quejas sobre las restricciones de uso público del parque natural de la sierra de Andújar, quejas sobre la falta de espacios donde caminar, donde practicar actividades al aire libre y donde observar y fotografiar la naturaleza, naturaleza y animales que por otro lado se ofrece en campañas publicitarias de organismos oficiales e instituciones.

Digamos entonces que las instituciones ofrecen en promociones y carteles una fauna salvaje espectacular, convirtiéndose en “magníficos gestores” que han sabido conservar esta fauna para nosotros y nos la ofrecen para que vayamos a disfrutarla. Pero ¡oh! ¡sorpresa!, cuando llegamos a la sierra todo son restricciones, todo es privado, y lo que no es privado son fincas de uso público cerradas con más celo que las fincas privadas.


Las actividades más respetuosas con el medio ambiente, como pueden ser el senderismo, la observación de fauna o la fotografía de fauna tienen unas restricciones muy llamativas, con una gran desconfianza por parte de los organismos públicos ante estos sectores, sin embargo, la pesca o la caza, sobre todo la caza, que se practica en toda la sierra, no tiene ninguna restricción especial ni vigilancia especial. (Para que se entienda, y por poner un ejemplo: En la finca “navalapixa” de propiedad pública no puede haber turismo de naturaleza por motivos de conservación, pero casualmente si se puede cazar y hacer alguna montería que otra) ¿Eso cómo es? Eso es hipocresía! O al menos se acerca mucho a la hipocresía. Otro ejemplo, un pescador entra pescando por la orilla del Encinarejo arriba y nadie le dirá nada, pero como lleves unos prismáticos o una cámara de fotos casi eres un delincuente.

He escuchado muchas veces además que hay alguna gente del turismo de naturaleza que son unos desalmados que no respetan nada, y puede ser cierto, y reprochable, pero no he escuchado decir que hay cazadores que son de gatillo fácil y no respetan nada cazando en zonas con una alta densidad de especies amenazadas y protegidas. Y que se me perdone por lo que digo, pero duele mucho más una bala en las costillas que una foto o una mirada lejana de prismáticos.

Con toda esta palabrería quiero decir en definitiva que una apertura moderada en fincas publicas y confianza en las actividades respetuosas con la naturaleza, pueden mejorar la percepción de la sierra y del parque natural, pueden ayudar a los sectores de turismo ecológico como hostelería y empresas de diversas actividades que intentan ser rentables y obtener de verdad ese recurso sostenible que es el turismo ecológico y de naturaleza.


¡Que nadie me ofrezca ver un mono de colores si cuando me hago 500 km a verlo me encuentro que el mono está bajo cuatro candados sin ninguna llave!